*Jorge Solano Ruiz
Es importante reconocer el valioso aporte que hacen las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) a las economías de los países y del mundo. No se trata de un grupo menor, ya que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estas representan, a escala mundial, el 90% de las compañías, generan entre el 60% y 70% del empleo formal y aportan el 50% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Si bien todas las mipymes enfrentan grandes retos en cuanto a la formalización, especialización y competitividad, frente a un mercado desigual que favorece a las grandes empresas, las microempresas son las más susceptibles a las condiciones de mercado por ser las unidades económicas más pequeñas, en su mayoría unipersonales y que nacen como forma de subsistencia de quienes trabajan en ellas.
Es importante saber qué son las microempresas, sus características y desafíos, para así garantizar su supervivencia y que sean fuente de empleo con remuneración digna y garantías sociales para quienes trabajan en ellas.
¿Qué es una microempresa?
Se puede tener una idea general de qué es una microempresa, aunque cada persona la imagina de acuerdo con su contexto. En algunos casos se piensa en el puesto de venta de comidas frente a su trabajo, otros lo relacionarán con en el taller de reparación de zapatos que tiene el vecino y así, la lista puede continuar; pero lo cierto es que tienen que cumplir con un conjunto de criterios para poder catalogarse de esta manera. Incluso, dichos criterios pueden variar entre países.
Para el caso de Costa Rica, la clasificación la realiza el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) con una fórmula que contempla la cantidad de personas empleadas, las ventas y los activos. No obstante, en una caracterización más simple se puede afirmar que una microempresa no está inscritas en el Registro Nacional con cédula jurídica (no sean sociedades), no cuenta con registros contables formales y carecen de un salario fijo asignado a la persona propietaria; es decir, las ganancias de la actividad representan los ingresos de la persona. Sus actividades comerciales pueden llevarse a cabo de manera ocasional o permanente, como trabajador por cuenta propia o empleador y en lugares que van desde un local hasta la misma vivienda e incluso las calles.
Para una noción más clara de lo que es una microempresa es importante conocer sus características en el contexto nacional. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en su última Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares 2023, resalta el hecho de que son una fuente importante de empleo, donde se ubica el 26,5% de la población ocupada del país, especialmente en el autoempleo, en vista de que el 80% de las personas que trabajan en ellas lo hacen por cuenta propia.
Sus actividades comerciales se concentran en el sector servicios con un 48,1%, seguido del comercio e industria con un 20,1 y 19,4% respectivamente y con menor presencia en el agropecuario con 12,3%.
Desde la perspectiva de las personas que trabajan en las microempresas, este es un grupo mayoritariamente comprendido por hombres (68,6%), mientras que las mujeres representan el 31,4%.
Otra característica particular es que el 56,5% son jefatura de hogar y la razón principal para iniciar la actividad fue “la necesidad”, como lo indica el 49% de las personas. En cuanto a la zona de proveniencia, la urbana es la principal, pues en ella están el 69,7%; y a nivel de región de planificación la Central aglomera el 60%, el restante 40% se distribuye en las cinco restantes regiones y ningún caso superan el 9% de participación.
A nivel educativo, predomina la baja escolaridad, porque tomando en consideración el grupo de personas sin instrucción y las que solo tienen primaria completa, representan el 45,4% del total y si se le adiciona la secundaria incompleta, alcanzan el 65,2%.
Un punto crítico es el de la formalización. Al revisar los criterios, el 81,2% no cuentan con cédula jurídica, ni registros contables formales y las personas no tienen un salario fijo asignado. Además, el 56,3% de los dueños de las empresas no posee seguro social.
Se puede decir que un porcentaje alto de microempresas son casi invisibles para el Gobierno porque el 55,7% no están inscritas en ningún tipo de instancia pública y el 68,6% no posee local; incluso el 70,1% no brinda ni factura electrónica ni física.
La misma encuesta señala que estas empresas tienen poca capacidad de ser empleadoras porque apenas el 6,3% indica crecer lo suficiente para hacerlo. Esto se explica no solo por las características descritas, sino también por las necesidades de apoyo que requieren en acceso a préstamos o capacitación, posibilidades de diversificar bienes y servicios o entablar encadenamientos y ser competitivas para crecer no solo en ventas, sino también en tamaño.
Desafíos urgentes
Es claro que el centro de atención es la formalización de las microempresas, dado que el hecho de no tener esa condición afecta directamente la posibilidad de solventar aquellas necesidades para las que requieren más atención, como las mencionadas antes.
El problema es que, ante la escasez de oportunidades de empleo a nivel nacional, estas unidades económicas representan la alternativa de generación de ingresos para quienes por edad o educación no pueden encontrar empleos en otras empresas. Sin embargo, como lo señala el INEC, la cantidad de microempresas se ha reducido desde el 2021 a niveles similares a los de la prepandemia; es decir, no están sobreviviendo, y por deducción, son fuentes de empleos que están desapareciendo.
*El autor es académico de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional.
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