Un módulo privado estadounidense logró alunizar este jueves, aunque los equipos de control trabajan para evaluar su estado y si se halla en una posible mala posición en la Luna, como ya sucedió en una misión anterior.
En su segunda misión al satélite, la empresa Intuitive Machines envió el módulo de aterrizaje hexagonal Athena de 4,8 metros de altura a la vasta meseta de Mons Mouton, más cerca del polo sur lunar que en cualquier intento anterior.
Athena alunizó en un ángulo irregular en la Luna, dijo el jueves el director ejecutivo Steve Altemus, en una conferencia de prensa conjunta con la NASA.
“No creemos que estemos en la posición correcta en la superficie de la Luna”, agregó Altemus luego de que el aparato llegara cerca del polo sur lunar.
El ejecutivo agregó que ese posicionamiento podría limitar la misión debido a una generación de energía y comunicaciones por debajo de las condiciones óptimas.
Su objetivo era que el aparato tocara la superficie lunar a las 12H32 (17H32 GMT).
Veinte minutos después de la hora prevista, el portavoz de la compañía, Josh Marshall, anunció en una transmisión web: “Athena está en la superficie de la Luna”. Sin embargo, añadió, los equipos seguían analizando los datos entrantes para determinar el estado del módulo de aterrizaje e intentaban recuperar una imagen.
Las acciones de Intuitive Machines cayeron un 20% en las operaciones de la tarde de este jueves.
A principios de 2024, Intuitive Machines ya había logrado aterrizar una nave en la Luna, convirtiéndose en la primera empresa privada en conseguir tal hazaña, pero su sonda acabó inclinada y dañada tras un accidentado descenso.
Athena, por su parte, está diseñada para probar una serie de tecnologías avanzadas que podrían respaldar futuras misiones lunares tripuladas, incluido un sistema de perforación de hielo, un experimento de red 4G, tres exploradores y un dron saltador, el primero de su tipo.
La presión sobre la empresa era alta después de que Firefly Aerospace, una compañía de Texas, lograra que su módulo Blue Ghost alunizara apenas unos días antes, el domingo.
Ambas son parte del programa de Servicios de Carga Lunar Comercial (CLPS) de la agencia espacial estadounidense NASA de 2.600 millones de dólares, que tiene como objetivo aprovechar la industria privada para reducir costos y apoyar a Artemis, el esfuerzo de la agencia espacial para volver a llevar astronautas a la Luna y, eventualmente, llegar a Marte.
– Un saltador llamado Grace –
Athena prevé desplegar tres exploradores y el dron saltador Grace, llamado así en honor a la fallecida pionera de la ciencia informática Grace Hopper.
Uno de los objetivos primordiales de Grace es saltar a un cráter permanentemente sombreado, un lugar donde la luz del sol nunca ha brillado, una novedad para la humanidad.
Aunque el helicóptero Ingenuity de la NASA demostró que es posible volar en Marte, la falta de atmósfera de la Luna hace imposible el vuelo tradicional, lo que posiciona a los saltadores como Grace como una tecnología clave para la exploración futura.
MAPP, el mayor de los rovers de Athena, ayudará a probar una red celular 4G de Nokia Bell Labs que lo vinculará con el módulo de aterrizaje y Grace.
También han sido enviados un rover más compacto, del tamaño de una tableta, de la compañía japonesa Dymon, y un pequeño rover AstroAnt, equipado con ruedas magnéticas para adherirse a MAPP y usar sus sensores para medir las variaciones de temperatura.
Athena lleva a bordo, además, a PRIME-1, un instrumento de la NASA que incluye un taladro para buscar hielo y otros químicos debajo de la superficie lunar, emparejado con un espectrómetro para analizar sus hallazgos.
– Alunizaje exitoso –
Los alunizajes son notoriamente difíciles. El último de la NASA remonta al Apolo 17, en 1972.
La falta de atmósfera en el satélite de la Tierra descarta el uso de paracaídas y obliga a las naves espaciales a depender de empujes precisos y a moverse sobre terrenos peligrosos.
Athena había partido el miércoles a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, que también transportaba la sonda lunar Trailblazer de la NASA.
Estas misiones tienen lugar en un momento delicado para la agencia, en medio de especulaciones sobre que podría reducir o incluso cancelar las misiones tripuladas a la Luna para priorizar a Marte, un objetivo defendido por el presidente Donald Trump y su asesor multimillonario Elon Musk.