Los votantes de Países Bajos volverán a las urnas antes de que acabe el año, después de que la formación política de extrema derecha Partido por la Libertad (PVV) se retirara del Gobierno de coalición el martes por un desacuerdo sobre política migratoria.
Geert Wilders, líder del PVV, declaró que tiene la intención de convertirse “en el próximo primer ministro” de su país. Entretanto, el primer ministro saliente, Dick Schoof, liderará un gobierno interino en La Haya hasta las próximas elecciones.
Tras ocupar un escaño en el Parlamento en 1998, Wilders pasó más de una década en la periferia de la extrema derecha, hasta que un creciente respaldo llevó a su partido a apuntalar al Gobierno de coalición liderado por Mark Rutte en 2010, antes de retirarse en 2012.
Tiene una creciente reputación de político que se retira cuando las cosas se ponen difíciles. “Todo esto hace quedar mal a Wilders”, dijo a DW Adriaan Schout, investigador sénior del centro de estudios neerlandés Clingendael.
“Apoyó al gobierno de Rutte y se retiró en 2012 [por las nuevas medidas de austeridad], y eso es algo que siempre lo ha marcado. Volver a hacerlo ahora lo dejaría en mal lugar ante la opinión pública”, afirmó.
Las encuestas indican una caída en la popularidad del PVV desde que este se incorporó al Gobierno, pero sugieren que el partido de Wilders, si se celebraran elecciones ahora, seguiría siendo el mayoritario en el Parlamento.
“Los votantes podrían ahora recompensar a Wilders, incluso si se retirara, debido al descontento por la falta de cambios en la política migratoria”, señaló Pieter Cleppe, editor jefe de BrusselsReport.eu, una revista de tendencia derechista que cubre la política de la Unión Europea.
“Formar gobierno sin Wilders solo será posible entonces asumiendo al menos parte de su agenda antiinmigración”, dijo a DW.
Políticas de asilo
La batalla política sobre la migración llegó a su punto álgido cuando Wilders propuso un “plan de 10 puntos” sobre el asilo, con algunas de las políticas migratorias más draconianas de Europa.
Este incluía unidades militares estacionadas en las fronteras nacionales, el fin del alojamiento para refugiados, el cese temporal de las reunificaciones familiares para los solicitantes de asilo a los que se les ha concedido el estatus de refugiado y el retorno de los refugiados sirios a sus países de origen, a pesar de correr riesgo de persecución.
La negativa de los socios de la coalición a su plan provocó inmediatamente que Wilders retirara a sus ministros del Gobierno.
“El plan en sí mismo es profundamente problemático, porque viola varias leyes de la UE y disposiciones del derecho internacional, en concreto, el derecho de asilo”, afirmó Davide Colombi, investigador de la Unidad de Justicia y Asuntos de Interior del Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS).
“La migración y el asilo se instrumentalizan en la política europea”, continuó Colombi en entrevista con DW. “Parece existir una tendencia a normalizar propuestas políticas ilegales en toda la UE, no solo en Países Bajos, como si la migración y el asilo fueran algo ajeno a la ley”.
Fragmentación de la extrema derecha
Europa está presenciando ahora la fragmentación de la extrema derecha, otrora unificada, no por divisiones ideológicas, sino por las limitaciones de las democracias en las que opera.
La francesa Marine le Pen tiene prohibido presentarse a las elecciones presidenciales de 2027 por malversación de fondos de la UE, y la agenda gubernamental de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en materia de migración se ha visto obstaculizada por los tribunales nacionales.
En cambio, “en Suecia y Dinamarca, los populistas de derecha han logrado influir con éxito en las políticas, pero los Países Bajos no tienen una tradición de gobiernos minoritarios”, declaró Cleppe, de la revista de derecha. “Wilders podría haberse preparado mejor para el Gobierno atrayendo a más figuras de poder a su movimiento político”, dijo.
En los próximos meses, los partidos políticos se disputarán posiciones y muchos intentarán desplazar a Wilders. Hasta ahora, el propio Wilders se muestra desafiante y parece dispuesto a redoblar sus esfuerzos por vender sus políticas antimigratorias a la población, en lugar de invertir sobre seguro y tratar de construir alianzas con otros partidos políticos.