Si bien la demencia es una enfermedad más común en adultos mayores o ancianos, cientos de miles de personas son diagnosticadas con demencia temprana cada año. Varios factores podrían apuntar a tener más riesgo de sufrir esta enfermedad, entre los que destacan algo tan habitual en la dieta como la carne roja.
En 2023 se realizó el estudio más grande y sólido sobre la demencia hasta la fecha, que analizó datos recopilados sobre 356.052 personas menores de 65 años en el Reino Unido. Los resultados, publicados por la revista JAMA Neurology y recogidos por el portal ScienceAlert, apuntaban a una serie de factores, entre los cuales estaban elementos relacionados con el estilo de vida y la salud.
Entre estos factores, destacaba un nivel socioeconómico bajo, el aislamiento social, la discapacidad auditiva, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes, así como la deficiencia en vitaminas o el consumo abusivo de alcohol.
Ahora, una nueva investigación publicada este 15 de enero en la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, Neurology, hace hincapié en la dieta, particularmente en la carne roja procesada, como las salchichas, la mortadela o el bacon, como un factor que multiplica el riesgo de desarrollar demencia a lo largo de la vida.
Un estudio observacional
La investigación, realizada conjuntamente por la red de hospitales Brigham and Women’s Hospital en Boston, en Estados Unidos, concluye que un mayor consumo de carne roja, en particular de carne roja procesada, se asocia con un mayor riesgo de desarrollar demencia y una peor cognición.
Los investigadores, liderados por Yuhan Li, del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Harvard, indican que su objetivo fue examinar la asociación entre la ingesta de carne roja y múltiples resultados cognitivos, pues estudios anteriores habían mostrado asociaciones inconsistentes entre estos dos parámetros. No obstante, detallan que la investigación es únicamente observacional, por lo que no puede establecerse una relación de causa y efecto directa.
Con todo, un total de 133.771 personas se midieron en este estudio a lo largo de 43 años, con una media de edad de 49 años al inicio del mismo. Del grupo inicial, 11.173 personas desarrollaron demencia.
Cambiar la carne roja por los frutos secos
Los resultados precisan que los participantes con una ingesta de carne roja procesada mayor a un 25 % al día (aproximadamente dos lonchas de beicon, una y media de mortadela o un perrito caliente), en comparación con los que consumían solamente 10 % diario, tenían un 13 % más de riesgo de padecer demencia.
Los investigadores apuntan a que sustituir la carne roja procesada por una dieta rica en frutos secos y legumbres se asoció con un riesgo 19 % menor de demencia en los pacientes analizados.
Los expertos, no obstante, precisan que también hay que considerar factores clínicos, demográficos y de estilo de vida, como el nivel socioeconómico y los antecedentes familiares de demencia para valorar la totalidad de los resultados. Asimismo, insisten en que se necesitaría más investigaciones para evaluar, por ejemplo, cuán generales son estos hallazgos en poblaciones de diversos orígenes étnicos.
Conectar dieta y salud cerebral
Para Dong Wang, de la red Brigham and Women’s Hospital en Boston y uno de los autores principales del estudio, “las pautas dietéticas tienden a centrarse en la reducción de los riesgos de enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas y la diabetes, mientras que la salud cognitiva se analiza con menos frecuencia, a pesar de estar vinculada a estas enfermedades”, según dice en una nota.
“Esperamos que nuestros resultados alienten una mayor consideración de la conexión entre la dieta y la salud cerebral”, añade.
El estudio define la carne roja procesada como beicon, perritos calientes, salchichas, salami, mortadela y otros productos cárnicos procesados. Mientras que la no procesada se fijó como ternera, cerdo, cordero y hamburguesa.