El rearme de Europa: ¿Qué implica la economía de guerra?

En una “economía de guerra”, los países movilizan sus recursos, capacidad de fabricación y fuerza laboral para apoyar la preparación y producción militar antes o durante la guerra.

El cambio económico más evidente se produce en forma de transición en la producción industrial, que se aleja de los bienes de consumo para centrarse en armamento y otros equipos militares.

Según Penny Naas, experta en políticas públicas de la fundación German Marshall Fund of The United States, con sede en Washington D. C., las armas modernas requieren inversiones en tecnología y servicios digitales como software, análisis de datos, sistemas satelitales e internet fiable.

¿Quién se beneficia de una economía de guerra?

“En una verdadera economía de guerra, todos los elementos de la sociedad se reorientan hacia la defensa de la patria”, afirma Naas. Este proceso es costoso, suele implicar un gran aumento del gasto público y puede generar más endeudamiento, inflación, impuestos más altos y menos gasto social.

Armin Steinbach, miembro del grupo de expertos Bruegel y profesor de la escuela de negocios HEC de París, argumenta que “recurrir a las economías de guerra puede ser un catalizador para los avances científicos y tecnológicos, y todo esto influye en otras industrias”.

Transición hacia una economía de guerra

La transición de una economía civil a una de guerra puede ocurrir lenta o rápidamente, según la situación. Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania tuvo la ventaja de saber que iba a atacar, lo que le permitió tomar la delantera a otros países. Estados Unidos, Reino Unido y otros aliados tuvieron que responder a ritmo frenético.

Hoy, Rusia y Ucrania se encuentran en situaciones similares. Rusia ha elevado significativamente el gasto militar. La inflación ha aumentado y el Gobierno ha incrementado el gasto público para mantener la economía civil en marcha.

Ucrania, más pobre, se encuentra en una situación mucho más desesperada y, en la actualidad, destina el 58 por ciento de su presupuesto a gasto militar, señala Armin Steinbach.

Al igual que Rusia, Ucrania ha movilizado mano de obra para defensa militar y ha sacado a muchos empleados experimentados de sus puestos de trabajo. Muchas fábricas se han reequipado para producir armas y municiones.

¿Qué otros países están en modo de economía de guerra?

Hay varios países, entre ellos, Birmania, Sudán y Yemen, que están en medio de guerras civiles. Los conflictos en Israel, Siria, Etiopía y Eritrea también han provocado problemas económicos, porque los Gobiernos se centran en el sector militar.

Recientemente, la UE se ha visto obligada a actuar debido al menguante apoyo de Estados Unidos a Ucrania, la OTAN y Europa en general. Este cambio radical, tras décadas de apoyo estadounidense, así como las propuestas de Donald Trump al presidente ruso, Vladimir Putin, son especialmente preocupantes para las garantías de seguridad transatlántica.

Los miembros de la OTAN, de los cuales 23 forman parte de la Unión Europea, ya tenían dificultades para destinar el 2 por ciento de su PIB a defensa. Ahora, incluso esta cifra se considera insuficiente.

El 4 de marzo de 2025, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un plan de defensa de 800.000 millones de euros (867.000 millones de dólares), llamado “ReArm Europe”.

El plan incluye un total de 150.000 millones de euros en préstamos a los miembros de la UE, flexibilización de las estrictas regulaciones sobre el déficit presupuestario, lo que podría sumar otros 650.000 millones de euros en gasto militar en los próximos años.

Alemania, lista para aumentar las inversiones militares

Alemania aprobó, el 21 de marzo, una reforma que permite adquirir deuda multimillonaria. Esta medida es tan trascendental, que podría revolucionar la política de seguridad del continente, pero, para ello, se requiere un reajuste en la Constitución del país. Para Alemania y Europa en su conjunto, priorizar los recursos financieros será un primer paso importante.

Penny Naas cree que también se necesita a nivel europeo un mejor acceso a la energía y una mayor coordinación. La adquisición conjunta y la investigación y desarrollo compartidos por los países europeos ayudarían a reducir los costos.

“A nivel político, se habla mucho de aumentar las capacidades militares de Europa, pero esto aún se encuentra en una etapa muy temprana”, comenta Penny Naas. “Europa parte de una posición sólida, con sólidos recursos fiscales y capacidad de fabricación”, destaca la experta.

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