El ataque con drones contra Kiev y la aparición de un grupo de drones sobre territorio polaco en septiembre de 2025 han puesto de relieve la amenaza que supone el rápido avance de los vehículos aéreos autónomos y no tripulados.
Los drones ofrecen una ventaja única a los ejércitos. Son de fabricación barata, se han utilizado en conflictos mayores, como la guerra entre Rusia y Ucrania, y las medidas para defenderse de ellos están en constante desarrollo.
Además, se pueden construir rápidamente y pueden volar a baja altura para evitar ser detectados por radares.
“La fabricación de drones lleva la delantera, por lo que los esfuerzos para contrarrestarlos aún están tratando de ponerse al día”, observa Christopher Adams, analista sénior de políticas de seguridad nacional y tecnología en RAND, un centro de estudios estadounidense.
Sin embargo, existen métodos que ayudan a los países a defenderse de las incursiones de drones, cada uno con sus propias ventajas y riesgos.
Comercio de drones
Como aeronaves no tripuladas, los drones dependen de sistemas electrónicos para funcionar y, a menudo, se guían mediante conexiones de radiofrecuencia (RF). Las técnicas preferidas para neutralizar los drones incluyen la suplantación de identidad o spoofing y el bloqueo.
El spoofing consiste en enviar señales de radio falsas al dron para desviarlo. El bloqueo de RF sirve para cortar las comunicaciones con la base de operaciones.
Pero los ejércitos están encontrando nuevas formas de contrarrestar estos métodos.
“Los drones operan, cada vez más, de forma autónoma”, explica Markus Müller, director de Sistemas de Explotación de Video del Instituto Fraunhofer de Optrónica, Tecnologías de Sistemas y Explotación de Imágenes. “Se obtienen los datos de imagen del área objetivo, se programa la trayectoria de vuelo y el dron puede volar de forma autónoma hasta el objetivo”, detalla.
En ausencia de interferencias de radiofrecuencia, también se utilizan métodos convencionales, como misiles tierra-aire o aire-aire, para derribar drones.
Sistemas como la plataforma antidrones Rheinmetall Skyranger ya se han comprometido a apoyar la defensa ucraniana. Muchos fabricantes de tecnología de defensa disponen de sistemas similares.
Müller también señala los sistemas de drones kamikaze, cuyo objetivo es embestir a los adversarios desde el cielo, y los cañones de energía que utilizan láseres o microondas de alta potencia para destruir el objetivo o derretir los componentes electrónicos de los drones en vuelo.
El ataque supera a la defensa
“La defensa suele ser más cara que el ataque”, sostiene Dominika Kunertova, investigadora del Centro Belfer para la Ciencia y los Asuntos Internacionales de EE. UU. Fabricar un dron puede costar cientos de miles de dólares, pero un solo misil puede costar millones.
También se debe tener en cuenta la seguridad pública. El lanzamiento de misiles o láseres de alta potencia en entornos urbanos podría hacerles daño a personas inocentes e incluso matarlas. Asimismo, drones derribados podrían dañar la infraestructura.
No solo los drones militares plantean desafíos
Normalmente, las fuerzas de defensa dependen de la tecnología de radar para detectar incursiones con drones.
Estos sistemas no son infalibles, pero cada vez son más eficaces para distinguir las amenazas reales de aves o aeronaves que no representan un peligro.
Sobre todo, es necesario desarrollar tecnología que pueda identificar drones de consumo -diseñados para el uso personal o recreativo- cerca de infraestructuras críticas y espacios públicos, para prevenir ataques violentos.
En opinión de Christopher Adams, analista sénior de RAND, hoy día, los drones de consumo disponibles comercialmente representan una “amenaza potencial mayor”.
De ahí que sea fundamental proteger aeropuertos y puertos, así como eventos públicos, por caso, festivales de música y partidos deportivos.
Sin embargo, “no existe actualmente en el mercado un sistema fiable que pueda operar con drones pequeños en un rango de, digamos, 200 a 400 o 500 metros”, dice Müller a DW.
Para grandes eventos públicos, las autoridades necesitan desarrollar tecnología para detectar drones utilizados a media distancia en ataques terroristas, añade.
No existen soluciones sencillas
Los analistas consultados por DW están convencidos de que las inversiones en defensa deberían ser una prioridad para los gobiernos, en particular para los miembros europeos de la OTAN.
Kunertova asegura que Rusia ha avanzado mucho en el desarrollo de drones y de contramedidas contra los drones ucranianos.
En cambio, los países de la OTAN y la UE, prosigue, “no están dedicando suficiente esfuerzo a las contramedidas, a las defensas contra la amenaza de los drones”.