Ciencia de la belleza: cómo ver algo hermoso puede mejorar el estado de ánimo e incluso la cognición

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Imagina que tu nave espacial está girando sin control y chocarás contra el planeta Arakis a menos que actives los propulsores térmicos posteriores.

¿Cuál de los dos botones que aparecen a continuación te ayudaría a activar los propulsores a tiempo?

¿Tendrías más probabilidades de sobrevivir si el diseñador de la cabina hubiera instalado el botón a la izquierda o a la derecha?

Si elegiste el botón de la izquierda, ¡felicitaciones! La ciencia sugiere que podrías haber sobrevivido al aterrizaje forzoso.

Pero, ¿qué tienen estos botones que te hicieron elegir uno en lugar del otro?

La respuesta corta es la belleza, ya que el botón de la izquierda es más atractivo estéticamente que el de la derecha, lo que nos permite detectarlo más rápidamente.

Puede parecer sorprendente, pero la belleza es más importante para nosotros de lo que solemos creer.

Como dijo el poeta inglés John Keats: “La belleza es verdad, la verdad es belleza. Eso es todo lo que conocemos en la Tierra y todo lo que necesitamos saber”.

Lo mucho que nos guste algo y lo hermoso que nos parezca puede tener un efecto convincente en nuestra experiencia y comportamiento.

Las investigaciones muestran que cuando vemos cosas hermosas, ya sea una persona, un cuadro o una tetera, les atribuimos toda una serie de afectaciones positivas, como verdad, inocencia y eficiencia.

La belleza surge de diferentes propiedades de lo que amamos.

Por supuesto que aunque hay un cierto grado de subjetividad en lo que nos gusta –puede que a mí me guste algo que a ti no–, cuando se trata de belleza, hay algunas propiedades bien establecidas que importan.

Entre ellas se incluyen ciertas propiedades del objeto en sí, como la proporción, la simetría y la curvatura, así como la relación entre el objeto y el espectador, incluido el grado de familiaridad.

Por ejemplo, tendemos a que nos guste la arquitectura clásica, como el Partenón, por sus atractivas proporciones (como la proporción áurea), y solemos encontrar más bellas las pinturas con motivos familiares que las de motivos desconocidos.

Un principio generalmente aceptado que explica lo que nos gusta es la teoría de la fluidez de procesamiento: cuanto más fácil es entender algo, más nos gusta.

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Tendemos a que nos guste la arquitectura clásica por sus atractivas proporciones.

La estética importa

Pero ¿por qué preocuparse por la belleza? ¿Por qué no adoptar un enfoque utilitario y abrazar lo funcional por encima de todo?

En pocas palabras: la estética importa, y se refleja en nuestro comportamiento y desempeño.

Nos rodeamos de cosas que nos gustan, objetos que son atractivos a la vista. Visitamos galerías de arte y contemplamos cuadros bonitos. Nos rodeamos de cosas bonitas en casa.

También tendemos a perseverar más con las cosas que nos gustan. Un buen ejemplo son las matemáticas, donde una ecuación elegante y bonita se prefiere a una burda.

Tendemos a pensar que las cosas bonitas funcionarán mejor y serán más fáciles de aprender y utilizar.

Y a veces tenemos razón, como cuando elegimos un sacapuntas sencillo porque creemos que funcionará mejor que un diseño más engorroso.

Pero la estética también puede influir en el rendimiento en tareas en las que la eficiencia (velocidad y precisión) importan. Incluso cuando no somos conscientes de ello.

En mi propia investigación, mi colega y yo pedimos a los participantes de nuestro laboratorio que encontraran íconos en una pantalla.

Después de controlar varias variables (como la complejidad, el significado, la familiaridad y la concreción), descubrimos que los participantes detectaban los íconos atractivos más rápido que sus homólogos menos atractivos.

Pero esto solo ocurría cuando la tarea era difícil. Es decir, cuando los íconos eran complejos, abstractos o desconocidos, había una clara ventaja para los objetivos más atractivos estéticamente.

Por el contrario, cuando los íconos eran visualmente simples, concretos o familiares, el atractivo estético ya no importaba: la tarea ya era bastante fácil.

En la figura de la parte superior, ambos iconos de cohetes espaciales son complejos, pero el de la izquierda tiene un mayor atractivo estético, y es por eso que el botón izquierdo sería el mejor para colocar en tu nave espacial.

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Solemos rodearnos de cosas que nos gustan, objetos que son atractivos a la vista.

La estética puede vencer a la tristeza

Las tiendas a menudo seleccionan cuidadosamente la música, los objetos y los aromas que pueden influir en nuestro comportamiento de compra.

En nuestro estudio reciente, mostramos cómo y por qué funciona esto.

Pusimos a los participantes en un estado de ánimo positivo o negativo escuchando una pieza musical alegre o triste y leyendo una lista de afirmaciones.

Luego les pedimos que completaran una tarea de búsqueda cronometrada. Investigaciones anteriores muestran que los estados de ánimo negativos pueden afectar negativamente nuestro desempeño.

Las personas con un estado de ánimo positivo encontraron los íconos atractivos con mayor facilidad que los íconos poco atractivos.

Sin embargo, este beneficio también surgió en los participantes con un estado de ánimo negativo, pero un poco más tarde.

Concluimos que los estímulos atractivos deben ser inherentemente gratificantes y que el atractivo estético debe ayudar a superar los efectos perjudiciales del estado de ánimo negativo sobre el rendimiento; es decir, el atractivo puede vencer a la tristeza.

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Las tiendas a menudo seleccionan cuidadosamente la música, los objetos y los aromas que pueden influir en nuestro comportamiento de compra.

Parece que estar de buen humor nos hace más propensos a interactuar con cosas bellas.

Pero incluso en un estado de ánimo negativo, los objetos atractivos pueden captar la atención e influir en el comportamiento, siempre que permanezcamos expuestos a ellos durante suficiente tiempo.

Hay cada vez más pruebas de que pequeñas dosis de psicodélicos en un entorno controlado, como una clínica, pueden ayudar a tratar la depresión.

Estas drogas suelen producir experiencias intensas de belleza (en términos de colores y formas) y nos ayudan a sentirnos más en armonía con nuestro entorno.

Efecto pequeño pero significativo

El atractivo estético puede reducir el tiempo de respuesta de un participante en aproximadamente una décima de segundo.

Esto puede parecer pequeño, pero puede ser bastante significativo: el ahorro de incluso unos pocos milisegundos a la vez se acumula cuando se trata de una mala conexión wifi o una señal 3G lenta en un teléfono inteligente.

Los líderes visionarios e innovadores han tenido desde hace mucho tiempo una comprensión intuitiva de la importancia del atractivo estético y la simplicidad en el diseño industrial; tal vez ninguno más que el fundador de Apple, Steve Jobs, cuyo compromiso con la estética y la simplicidad era legendario.

Lamentablemente, parece que muchos diseñadores no siguieron la intuición visionaria de Jobs.

Tal vez los datos acumulados los convenzan finalmente de que el diseño tiene un impacto importante en el rendimiento.

La próxima vez que diseñes una aplicación móvil revolucionaria, o incluso el centro de control de tu nave espacial, recuerda lo importantes que son la estética y la belleza: podrían salvar tu aterrizaje forzoso.

* Irene Reppa es profesora asistente de psicología de la Universidad de Swansea, Gales, Reino Unido. Este artículo apareció en The Conversation. Puedes leer la versión original en inglés aquí.

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