En Corralillo de La Amistad, en Pérez Zeledón, se encuentra una joya agrícola donde el cacao es cultivado con esmero y dedicación. Edgar y Damaris nos recibieron en su finca orgánica, un espacio donde la pasión por la tierra y el amor por la tradición se combinan para dar vida a un chocolate artesanal de calidad excepcional.
La finca, rodeada de un paisaje hermoso, es un ejemplo de sostenibilidad y producción responsable. Aquí, el cacao es cultivado sin el uso de químicos, permitiendo que el fruto crezca en armonía con la naturaleza. Damaris nos guió en un recorrido por este rincón especial, mostrándonos cada etapa del proceso artesanal que convierte las semillas de cacao en deliciosas barras de chocolate.
El proceso inicia con la cosecha de las mazorcas de cacao en su punto óptimo de maduración. Luego, las semillas son extraídas y sometidas a un proceso de fermentación natural, que es clave para desarrollar los aromas y sabores característicos del cacao. Posteriormente, se dejan secar al sol antes de ser tostadas de manera cuidadosa para resaltar sus notas más complejas.
Damaris nos mostró cómo el cacao es molido hasta convertirse en una pasta espesa y aromática, lista para transformarse en tabletas de chocolate puro y artesanal. Cada paso del proceso es realizado con dedicación, asegurando un producto final de altísima calidad.
La historia de Edgar y Damaris es un testimonio del valor del trabajo artesanal y del impacto positivo de la producción orgánica. Su finca no solo ofrece un chocolate exquisito, sino que también contribuye a la preservación del medio ambiente y al fortalecimiento de la economía local.
Mira más detalles de esta inspiradora historia y del apasionante mundo del cacao artesanal en el video: Pasión y tradición: el chocolate orgánico que nace en Pérez Zeledón.
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Steve Arias