UNA Comunica – Experta hace un llamado por la reglobalización de las relaciones comerciales

Los desafíos económicos, políticos y sociales a escala global deben abordarse desde una perspectiva integradora, pero a la vez sea inclusiva y sostenible. De ahí sobresale el término de “reglobalización” como una nueva etapa de la estrategia de globalización que ha dominado el escenario mundial en las últimas décadas.

Ese fue el tema central que Amrita Barhi, cotitular de la cátedra de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de México, expuso como invitada de la lección inaugural del segundo semestre de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional. Su conferencia se tituló Reglobalization with the WTO: Challenges for International Trade y se llevó a cabo el 19 de agosto en el auditorio Clodomiro Picado Twight.

En el 2023, la OMC publicó un informe sobre la reglobalización, de manera que, desde la cooperación internacional, se puedan asumir los tres grandes desafíos que enfrenta la economía mundial: la seguridad nacional y económica, la mitigación de la pobreza y la sostenibilidad ambiental.

Durante su exposición, dirigida principalmente a personas estudiantes de la Escuela de Relaciones Internacionales, la experta lanzó el reto para que se pueda profundizar el debate acerca de la reglobalización, que impactará no solo en las relaciones comerciales de los países, sino en la calidad de vida de sus habitantes.

“Este es el momento adecuado para que podamos hablar de ello, porque ¿cómo podemos darle sentido al caos que nos rodea hoy? Es una pregunta muy difícil, pero necesariamente debemos encontrar una manera de seguir con la globalización, no desglobalizarla, sino regularla y definirla”, planteó Barhi.

Matices de la globalización

La académica, quien es profesora asociada del Instituto Tecnológico Autónomo de México, hizo un repaso sistematizado sobre los efectos que ha tenido la globalización en el desarrollo de las naciones. 

“La globalización se ha convertido en un mal necesario”, apuntó, al considerar que este fenómeno global ha deparado algunas ventajas como la liberación del comercio, la distribución más eficiente de los recursos, la movilización de bienes y servicios entre socios comerciales y un aumento en el nivel de vida”, indicó.

Incluso hace un aporte a la paz, en el sentido de que dos o más países que, a través de un acuerdo comercial, deciden ser socios, deben entrelazar sus relaciones, las cuales se amplían al ámbito político.

Sin embargo, también destacó los efectos negativos que la globalización ha dejado, entre ellos: el perjuicio a industrias nacionales frente a una competencia que promueve las importaciones a bajo precio, la pérdida de empleos a causa del traslado de muchas empresas a economías con un uso intensivo de mano de obra y la priorización de la seguridad nacional por medio de las estrategias de proteccionismo. 

Incluso Amrita Barhi indicó que los modelos globalizadores han trastocado los valores morales y culturales de las naciones. Puso como ejemplo el conflicto comercial entre la Unión Europea, Canadá y Noruega, cuando el bloque europeo se opuso a la importación de abrigos de piel de focas, lo que derivó en demandas ante la OMC y al debate de hasta dónde debe regularse las relaciones comerciales, producto de la globalización.

El punto de inflexión—señaló la experta—fue la aparición de la pandemia de covid-19. Este acontecimiento, sumado al proceso del brexit, que conllevó a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, desembocaron en el surgimiento de un nuevo fenómeno: la desglobalización.

“En medio de todas las lecciones que nos dejó la pandemia, una negativa fue entender que no podemos depender de nuestros grandes socios comerciales, hasta cierto punto. Que las naciones deben ser autosuficientes, porque en el momento más crítico las fronteras se cerraron, no se podía viajar ni exportar. También fue una revelación, porque cuando más hablábamos del orgullo de tener una economía global, si se trataba de salvar a la población, fuimos testigos de una desigualdad masiva de vacunas”, ejemplificó Barhi.

Junto con ello, comenzó a generarse en la población una mayor conciencia de los efectos negativos de la globalización en términos de cómo la producción masiva puede originar una explotación de los recursos naturales o afectar derechos humanos de poblaciones específicas. “La deforestación masiva ha arruinado tierras de comunidades indígenas en diferentes partes del mundo”, agregó la experta.

Barhi abogó por un replanteamiento del fenómeno globalizador que considere los efectos perniciosos ya demostrados. Es algo que también indicó el director de la Escuela de Relaciones Internacionales, Marco Vinicio Méndez, en la presentación de la clase inaugural.

“El caso de Costa Rica es un buen ejemplo de cómo países en desarrollo pueden tener un compromiso con el multilateralismo y con la promoción de un mercado libre y al mismo tiempo impulsar la sostenibilidad, la innovación tecnológica y la atracción de inversiones. En este sentido se ha venido planteando la reglobalización como una oportunidad para redefinir ese sistema de comercio internacional”, manifestó.

En esa línea, el vicerrector de Extensión, Martín Parada, recalcó que “los países deben abogar por un tipo de comercio que no solo sea eficiente, sino que también sea óptimo, justo, inclusivo y sostenible, que generen oportunidades a comunidades de diversas regiones, a mujeres, a personas jóvenes, a grupos de vulnerabilidad social”.

Source
UNA

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